El país, de apenas 2,5 millones de habitantes, pasó de ser uno de los secretos mejor guardados de los Balcanes para convertirse en una de las joyas de destinos emergentes actuales.

 

Quedaron atrás los tiempos en que Albania era conocida por su aislamiento, después de una larga dictadura: en la última década, el pequeño país balcánico ha comenzado a despertar rápidamente como destino turístico. El gobierno albanés abrazó este crecimiento con ambición, y los números lo demuestran: en 2024, el país ya recibió 10 millones de turistas internacionales, con la meta de alcanzar 20 millones para 2030.

Este crecimiento exponencial se debe a una serie de factores que hacen de Albania un destino único. Desde sus playas vírgenes hasta su rica herencia cultural y su hospitalidad tradicional, el país ofrece una experiencia auténtica, lejos del turismo masivo que caracteriza a otras zonas del Mediterráneo.

Un destino en ascenso

Tradicionalmente, Albania ha sido subestimada, pero con el paso de los años logró ganarse un lugar en el mapa turístico global. En 2023, el turismo representó el 17% del PIB del país, un sector que continúa en expansión con el respaldo gubernamental. Mirela Kumbaro, ministra albanesa de Turismo y Medio Ambiente, anunció una estrategia clara para 2030, cuyo objetivo es aumentar en un 138% las noches de alojamiento y cuadruplicar los ingresos generados por el sector turístico, que en 2023 alcanzaron los 4200 millones de euros.

La mejora en la infraestructura turística es una de las claves del crecimiento. En 2025 se inaugurará un segundo aeropuerto internacional en Vlora, que facilitará la llegada de más turistas internacionales. Además, el país será invitado de la feria de turismo ITB en Berlín en 2025, lo que fortalecerá su posición en el escenario turístico global.

Playas vírgenes y patrimonio cultural

Una de las grandes ventajas de Albania es su diversidad natural y cultural. A lo largo de la Riviera albanesa, situada en la costa del mar Jónico, se encuentran algunas de las playas más prístinas del Mediterráneo, como Dhermi, Ksamil y Jale. Estas playas ofrecen paisajes impresionantes, con aguas cristalinas y arenas doradas, sin las multitudes que a menudo invaden las costas croatas.

Dhermi: una playa de arena fina con aguas turquesas, ideal para el descanso y la relajación.

Ksamil: famosa por sus pequeñas islas y aguas cristalinas, es un paraíso para el snorkel.

Playa de Jale: con un ambiente relajado, es el lugar perfecto para disfrutar de bares de playa y deportes acuáticos.

Además de sus paisajes, Albania cuenta con un patrimonio cultural fascinante. El país alberga importantes sitios arqueológicos y ciudades históricas que narran su pasado griego, romano y otomano. Entre estos lugares destacan:

Butrint: sitio arqueológico declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, que ofrece vestigios de civilizaciones antiguas.

Gjirokastër: conocida por su bien conservada arquitectura otomana, esta ciudad fortificada también es Patrimonio de la Humanidad.

Berat: apodada la «ciudad de las mil ventanas», es famosa por sus casas de estilo otomano.

Hospitalidad y autenticidad

Los albaneses son conocidos por su hospitalidad. La calidez con la que reciben a los visitantes es un sello distintivo del país. En mercados locales y festivales, los turistas pueden experimentar la cultura albanesa en su forma más auténtica, desde degustar el tradicional raki, una bebida espirituosa local, hasta disfrutar de las festividades que celebran las tradiciones populares.

Sin embargo, uno de los desafíos que enfrenta el país es la fuga de talentos: muchos trabajadores del sector turístico, como los camareros con experiencia, prefieren emigrar a otros países europeos en busca de mejores salarios, lo que afecta la calidad del servicio en algunos lugares. Aun así, se están abriendo nuevos hoteles de lujo, como los 17 establecimientos de cinco estrellas inaugurados recientemente, con el fin de elevar la calidad de la oferta turística.

La ministra Kumbaro se mostró firme en su intención de promover un turismo de calidad en lugar de uno masivo. Si bien se están construyendo grandes complejos turísticos a lo largo de las costas, principalmente impulsados por la diáspora albanesa, el gobierno manifestó su interés en mantener la autenticidad y preservar los recursos naturales del país. La apuesta por el turismo sostenible es parte de la estrategia a largo plazo de Albania.

El turismo representa actualmente un empleo de cada cinco en Albania, y se espera que siga siendo una de las principales fuentes de ingresos y crecimiento económico en los años venideros. Además, la construcción del nuevo aeropuerto de Vlora y la mejora en la infraestructura y servicios turísticos impulsarán más todavía el crecimiento.

Las playas de la Riviera Albanesa son otra de sus grandes atracciones. El destino favorito allí es Ksamil, pero toda la costa, desde Vlorë hasta llegar a este lugar, está lleno de lugares para veranear con agua turquesa y tranquila. «Por la costa, los minaretes ceden paso a los campanarios de las iglesias, y en la mesa se notan las influencias griegas por la proximidad del país heleno», dice Lonely Planet.